lunes, 3 de agosto de 2009

UN AÑO PARA SIR CHARLES DARWIN

Si es cierto que el siglo XXI puede convertirse en el siglo de la Biología, cada vez más demandada para afrontar temas de vital importancia para el bienestar de nuestras sociedades, no lo es menos que sigue siendo plenamente válida la célebre afirmación de Dobzhansky de que “nada en biología tiene sentido si no es a la luz de la evolución”. La Biología Evolutiva ha establecido de forma incuestionable que todos los organismos vivos han evolucionado a partir de un ancestro común a lo largo de los últimos 3.500 millones de años, ha documentado muchos acontecimientos específicos en el transcurso de esa larga historia, y ha elaborado una teoría sólidamente establecida de los mecanismos genéticos, ontogenéticos y ecológicos responsables del cambio evolutivo. Sus métodos, conceptos y perspectivas han contribuido de forma crucial a esclarecer los principales temas de las ciencias biomédicas, ya que la unidad, la diversidad y las adaptaciones de los organismos son el resultado de su historia evolutiva, y sólo pueden comprenderse plenamente a la luz de esa historia.

Y … ¿ Qué sería de nuestros conocimientos sobre la evolución sin Darwin? … Es incuestionable el mérito de este genio, su legado traspasa los límites de lo mensurable, el 12 de febrero se cumplieron 200 años de su nacimiento y el 24 de noviembre se conmemorará el 150 aniversario de la publicación de su obra, “El origen de las especies”, por lo que la comunidad científica ha decidido declarar al 2009 como el año de Darwin.
Es pues, Charles Darwin el Einstein de la biología, y sus ideas son hoy las más importantes del conocimiento científico, donde se basan todos los principios biológicos y genéticos del progreso de la vida sobre el planeta. “Sobre el origen de las especies”, el famoso libro de Darwin, es considerado hoy una obra maestra que presenta con claridad la lucha por la vida y la supervivencia. Curiosamente, la vida del naturalista se parece mucho a la de Albert Einstein, no mostró ninguna señal de su genialidad en los primeros años de su vida, sin embargo, sus ideas cambiaron para siempre el mundo. Por supuesto, Charles Darwin no fue el primero en imaginar que la vida sobre el planeta había evolucionado progresivamente, de hecho, su padre pertenecía a los pocos pensadores de la época que compartía este principio. Sin embargo, publicar esta revolucionaria idea en el siglo XIX era una verdadera osadía. Hoy, la evolución ha sobrevivido ataques de casi dos siglos y la ciencia moderna confirma cada día, el legado de este genio.

A continuación comparto con ustedes algunos alcances sobre la obra de Darwin, espero disfruten de esta información.

Biología evolutiva. “La idea más poderosa en el quehacer científico”, ha llamado la revista Scientific American a la conclusión alcanzada por Charles Darwin, un naturalista empírico que a los 26 años cambió para siempre el curso de la ciencia.

Cuando Charles Darwin embarcó hacia las islas Galápagos en el hoy famoso barco “HMS Beagle”, jamás imaginó que sus ideas cambiarían para siempre el mundo de la ciencia. Hoy, después de 150 años desde que el naturalista produjera el concepto más espectacular sobre la vida en el planeta, la evolución está más robusta que nunca. Gracias a los avances en la genética, la observación de Darwin sobre el mundo natural, es hoy un hecho comprobado, confirmado por distintas ramas científicas, y aceptado por la ciencia como la idea más valiosa de todo el conocimiento humano.

Hoy, un siglo y medio más tarde, la evolución ha evolucionado, valga la intencional redundancia; se ha mezclado con la genética y la biología para brindarnos las más majestuosas explicaciones del desarrollo de las especies sobre el planeta. Su observación del mundo natural en las islas Galápagos continúa hoy añadiendo conocimientos nuevos sobre el progreso de la vida terrestre. De hecho, las islas son en la actualidad el más grande laboratorio natural jamás usado por los científicos y, desde la década de los setenta, investigadores como Peter R. Grant y Rosemary Grant, ambos de la Universidad de Princeton, han realizado detalladas observaciones que continúan enriqueciendo el legado de Darwin. De sus estudios se han construido teorías sobre el clima, específicamente el fenómeno de El Niño, y crónicas de nuevas especies que han comenzado a emerger en esos territorios.

Pero ha sido la evolución la que ha cambiado de cara desde los tiempos de Darwin. Aquellos simples clichés, como el de la supervivencia del más fuerte, han encontrado respuestas más complejas ya que no sólo el más fuerte sobrevive sino también el más listo. Más aún, la naturaleza provee con soluciones para aquellos animales con pocas facilidades de adaptación. También la evolución humana se ha transformado con el tiempo. Nuestro recorrido por el planeta no ha sido lineal sino que pertenecemos a un complejo árbol donde distintos primates pueblan sus ramas, gracias a los fósiles hasta hoy estudiados, sabemos un poco sobre nuestros ancestros.

Pero han sido la biología y la genética las que han venido a revolucionar la teoría de Darwin (en ciencia una teoría no es algo que necesite de validación sino que se trata de un conjunto de hechos que ya han sido validados por la ciencia, como la teoría de la relatividad). El estudio de los genomas sobre el planeta provee a la ciencia con un mapa de vínculos que expresan claramente la complejidad de la evolución y lo espectacular de su progreso durante miles de millones de años.

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